CELEBRAR EL CENTENARIO DEL PARTIDO COMUNISTA DE CHILE

 

El presente año celebramos el Centenario de la fundación del Partido Comunista de Chile. Luis Emilio Recabarren fundó en 1922 un Partido Comunista marxista, adherido al pensamiento de Lenin (que luego se consagraría como leninismo), y suscrito a las 21 condiciones de ingreso a la III Internacional Comunista fundada por Lenin. Y no es como dicen los revisionistas y renegados del pc electorero (Teiller y cía.) que la fundación fue en 1912 como POS, y que en 1922 fue solo un cambio de nombre; pretenden justificar con la figura de Recabarren, su social reformismo, su colaboracionismo con los anteriores gobiernos concertacionistas y ahora con el nuevo gobierno ‘frente amplista’ de la gran burguesía chilena. En la actualidad este oportunismo es llevado de la mano por el imperialismo y la gran burguesía, como los nuevos títeres de la democracia feudal burguesa en Chile, tal como está ocurriendo en otros países de América Latina. Los revisionistas y renegados del marxismo son parte del oportunismo, pero no todo el oportunismo es revisionista o renegado del marxismo; y es esta parte del oportunismo la que está manejando directamente el imperialismo en Chile, y a través de ellos, para no comprometerse directamente, utiliza cuando le conviene, a los revisionistas y renegados del marxismo (PCs electoreros) que se están ofertando.

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Tres sucesos mundiales marcan el periodo de forja y fundación del Partido Comunista: el transito del capitalismo de libre competencia al imperialismo; la I guerra mundial; y la revolución rusa.

A comienzos del siglo XX, el imperialismo norteamericano desplazó el dominio de Inglaterra introduciendo un capitalismo burocrático, en este proceso de dos décadas el grupo de burgueses reclutados por Estados Unidos, necesitó del apoyo popular para desplazar de la dirección del Estado a los viejos terratenientes y burgueses aliados de Inglaterra. Esa nueva burguesía pro-yanqui, levantó su democracia burguesa, sus elecciones y su parlamento haciéndolos pasar como reivindicaciones del pueblo que no participaba en nada, esto más la influencia liberal burguesa del Partido Demócrata en el cual militaba Recabarren, condujo a la desorientación del pueblo, a creer que participando en elecciones resolvería sus problemas. En estas circunstancias, Recabarren concibió una especie de plan de largo plazo. En 1902 escribía que el primer paso consiste en despertar y forjar la “solidaridad, la unidad de los pobres, la ayuda mutua”; como segundo paso organizar el levantamiento con el grito: “abajo la esclavitud obrera”, para “destrozar las cadenas”, es decir, para la conquista del poder y finalmente “imponer nuestra voluntad”, “gozar todos de las riquezas de la naturaleza”, es decir, organizar el poder tomado. La aplicación de este plan solo podía comenzar con la divulgación del principio de la lucha de clases: 

“Será esta circunstancia una nueva oportunidad para convencer a muchos obreros pusilánimes o ignorantes que nada tenemos que esperar de la clase dirigente, y que es necesario establecer el divorcio definitivo entre pobres y ricos, entre explotados y explotadores, entre víctimas y verdugos…Es necesario convencernos de que todo debemos esperarlo solamente de nuestros propios esfuerzos”. 

Y sobre la necesidad de la organización proletaria distinta de la organización burguesa basada en sus derechos humanos dijo: 

“Junto con este medio despertar se han iniciado, como era natural, una serie de conflictos entre trabajadores y capitalistas, que han venido a demostrar a los obreros la necesidad, no diré de estudiar más a fondo los derechos del hombre, sino de organizar un ejército formidable de trabajadores dispuestos a no dejarse explotar por más tiempo de una manera tan inhumana como se hace hasta los presentes días”. 

En 1907 Recabarren define sus ideas socialistas: 

La democracia proclama reformar instituciones, democratizarlas. El socialismo proclama la desaparición de las instituciones inútiles”, “La confiscación que hará la revolución triunfante del socialismo será sin indemnización puesto que el nuevo Estado asegurará a cada individuo su bienestar sin más condición que coopere a la producción útil…El socialismo aspira a conquistar el poder político…el poder político en manos del socialismo significará ante todo, la abolición del sistema capitalista”. 

Pero ¿Cómo conquistar el poder? Recabarren definió una línea de acción: “Si quieren votar háganlo por sus compañeros y no por los opresores”, y agrupó una fracción socialista al interior del PD, con la cual creó el POS en 1912. En este nuevo partido el objetivo socialista era la emancipación de toda la humanidad y la colectivización de la propiedad. Pero el medio de realizarlo no consideraba la destrucción del viejo Estado sino el “perfeccionamiento de nuestro sistema político y administrativo”, en vez de la revolución violenta de la que nos habla el Manifiesto Comunista de Marx, el programa del POS planteaba “lucha política para arrebatar a la burguesía el poder político dominante…llevando a las diputaciones representantes de nuestra clase”, organización de cooperativas y cajas de fondos gremiales. Este social reformismo correspondía a las experiencias y literatura que llegaba desde Europa hacia América Latina. Esta literatura reflejaba las dos tendencias en que se dividía el proletariado antes de la I guerra mundial, socialistas colaboracionistas que participaban en los gobiernos burgueses, y sindicalistas revolucionarios opuestos a toda colaboración. Después de la I guerra mundial dos nuevas tendencias dividían al proletariado: reformistas y revolucionarios. Los primeros planteaban que la burguesía era poderosa, que no era posible la revolución violenta y que hay que realizar el socialismo colaborando con la burguesía. Los segundos, planteaban que la burguesía entró en agonía, que sí es posible y necesaria la revolución violenta para conquistar íntegramente el poder político para el proletariado. “esta parte del socialismo –dice Mariátegui- es la que, para diferenciarse netamente de la primera, ha adoptado el nombre de comunismo”. Entonces no fue un problema solo de cambio de nombre, sino de decidir ser colaborador o revolucionario.

El proletariado latinoamericano también se dividió en reformistas y revolucionarios. Pero esto fue un proceso de varios años. Recabarren en 1916, planteó el problema de la ideología y la política: 

sin doctrina socialista, la acción gremial y cooperativa no reportarían ningún beneficio a los obreros organizados… las conquistas que pudiéramos hacer hoy, las perderíamos mañana, por la falta de una doctrina precisa”. 

Luego en 1917, señala la necesidad de un plan organizativo: 

Precisamos trazarnos un plan para que la clase obrera vaya preocupándose de las condiciones en que lo han de realizar”. “La lucha por un miserable aumento de salario no es suficiente”. En 1918: “confiar en nuestras propias fuerzas” 

y en 1919 establece con claridad que el POS no era el fin sino el medio, el camino para llegar a otra organización más alta, la del futuro Partido Comunista: “El partido socialista encamina a los trabajadores y proletarios por el camino de la mejor organización posible”. En el terreno sindical: “la mayoría de los gremios que constituyen la asamblea... están atravesando aun por el periodo constitutivo y en busca de su definitiva orientación”. 

Esta definitiva orientación fue alcanzada primero en 1919, con la formación de una central única, la FOCH, y no fue tampoco solo cambio de nombre, fue cambio de orientación, su línea sindical clasista era afín a la Internacional sindical roja. Así mismo en el terreno político Recabarren se reafirma en su orientación marxista a la cual adhirió sobre todo con la revolución rusa: “antorcha del mundo”, “inicia la era de la verdadera libertad”, “el gran faro de la humanidad que alumbra el camino por donde debemos seguir”, “doy, sin vacilar, mi voto de adhesión a los maximalistas rusos

La revolución rusa fue la ruptura del eslabón más débil de la cadena imperialista. Confirmó los planteamientos fundamentales del marxismo: Partido Comunista, violencia revolucionaria, dictadura del proletariado. Tuvo repercusión en todo el mundo. Ola de revoluciones en Europa, ola de movimientos de liberación nacional en países atrasados, principalmente Asia. Formación de Partidos Comunistas en toda América Latina. La Revolución rusa marcó el inicio de la era de la revolución proletaria y la dictadura del proletariado. La nueva era. Su influjo condicionó nueva era en los países atrasados. En Chile condicionó el paso de la vieja revolución democrático burguesa, a la nueva revolución democrático nacional, paso que se concretó con la fundación del Partido Comunista en 1922. Tampoco fue como la FOCH, solo cambio de nombre. Recabarren dejo en claro la necesidad de un Partido del proletariado que garantice su independencia política respecto de la burguesía y otras clases sociales, en segundo lugar subrayó la necesidad del nuevo Estado, de la dictadura del proletariado; si en 1921 ya escribía que “no podemos ofrecer hacer leyes para parchar una organización ruinosa que debe abandonarse para dar paso a una nueva organización,”, en 1923 afirmó con claridad: 

la prensa burguesa y anarquista protesta siempre contra toda clase de dictadura, ya sea obrera o burguesa. Consideran igual las dictaduras de Mussolini, Primo de Rivera y Lenin. La realidad marcha hacia las dictaduras. Es el caso de escoger entre la dictadura obrera y burguesa. La dictadura burguesa ya la conocemos es el hambre, la opresión, la ignorancia y la mordaza perpetua. La dictadura obrera es la fuerza que destruye el hambre, la opresión, la ignorancia y la mordaza perpetua. Es decir, hablando más claro, la dictadura obrera es la que destruye la dictadura burguesa que tantos siglos hemos sufrido”. 

Repudia el electoralismo: 

Lo que no se puede hacer desde afuera menos se hará desde el parlamento. Por lo demás seguir enviando hombres al parlamento significa corroborar al régimen de injusticia, afianzar y perpetuar el crimen erigido en sistema”, 

y esboza la necesidad de la lucha armada: 

 Lo que queda claro de todo esto es lo que siempre hemos aconsejado: Que el proletariado sea una fuerza capaz de tomar en sus manos el poder, de conservarlo y de crear con ella las nuevas condiciones de la vida y la nueva organización social…tomar por la fuerza el poder para realizar el programa de bienestar social”.

La muerte temprana de Recabarren en 1924 y en extrañas condiciones, le impidió concretar la Línea Política General del Partido Comunista. El revisionismo inició su negro derrotero oportunista, participando en 1925, de la convocatoria constituyente hecha por el presidente Alessandri y una facción de militares. Los comunistas seguidores de la línea de Recabarren, lucharon contra este oportunismo logrando la no participación en el plebiscito que aprobó la constitución de 1925, posteriormente impulsaron la resistencia contra el fascismo de Ibáñez (1927-1931) siendo emblemáticas las luchas de la Federación obrera y del magisterio. Sin embargo la persecución fascista en esos años diezmó a los camaradas consecuentes desintegrando al partido. Esta circunstancia facilitó desde 1932, el copamiento de las direcciones del partido por el revisionismo bajo la consigna de “reconstrucción del partido”. Teniendo el control organizativo, los revisionistas con Lafertte y contreras a la cabeza, procedieron a sistematizar sus planteamientos en la IX conferencia nacional de 1933, atacando de sectario al leninismo y reemplazando la tesis de Lenin sobre el frente único bajo dirección proletaria por la tesis revisionista del frente único con la gran burguesía a la que consideraban “progresista”, encubriendo así su negro papel de sirvientes de los sucesivos gobiernos reaccionarios de Aguirre Cerda, Juan Antonio Ríos, y González Videla. En su X congreso de 1956 y en el XII congreso de 1962, bajo la conducción del espurio Luis Corbalán, se alinearon tras el revisionismo kruschovista aprobando las tesis revisionistas conocidas como “las tres pacíficas y los dos todos”, y condenaron como infantilista al pensamiento Mao Tse-Tung. Durante la década del sesenta la sobre explotación y opresión generó ascensos populares en toda América Latina, sobre los cuales se montó el revisionismo empujando al pueblo latinoamericano hacia las elecciones. El gobierno de Allende respetuoso de la legalidad burguesa, inició un proceso de corporativización al que le llamaron nacionalización, estatización, control obrero y cooperativas y asentamientos agrícolas. Este proceso fue presentado como la vía pacifica al socialismo, repudiada por Recabarren quien escribió en 1924: 

Para nosotros todos los gobiernos son y serán enemigos del pueblo. Bajo ningún gobierno burgués habrá felicidad para los pobres…Si los obreros deben echar abajo un gobierno, sea civil o militar debe ser para colocar al proletariado en el poder y nunca para cambiar un gobierno burgués por otro gobierno burgués porque nunca ninguno será mejor que otro.”

 


Comité para la Reconstitución del Partido Comunista de Chile

                         Constituido en 2009                                                                                  Enero, 2022